Dios te llama, Él te enseñara y estará contigo.

Conozco muchas personas que al ser preguntados que si pueden servir a Dios en alguna área la respuestas son: “Es que no me siento totalmente capaz”, “Es que tengo que mejorar”, “Es que creo no tengo talentos”.

La Palabra de Dios llama a esto excusas y la verdad que los son. No tienen ningún fundamento para Dios, y la razón es porque ¿Quién está preparado cien por ciento para servir a Dios en algo? A través de la Palabra se puede ver que Dios utilizo a personas comunes, normales, sin grandes cualidades o enormes talentos. La gran mayoría de siervos que Dios uso para su obra, fueron preparados y enseñados por Dios mismo.

Moisés fue llevado por Dios al desierto en donde paso cuarenta años antes de que Dios lo llamara para liberar a su pueblo de la esclavitud. Durante ese tiempo Dios trabajo en la vida de Moisés para que fuera de bendición a su pueblo. Sin embargo al igual que nosotros cuando Dios nos llama para hacer su obra ponemos excusas para servirle a Dios y no hay excusa que valga.

Cuando Dios llama a Moisés y le dice en que lo puede usar Moisés le dijo a Dios: “Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. ” Éxodo 4:10. Dios responde a la excusa de Moisés: “¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.” Éxodo 4:11-12

La misma respuesta de Dios a Moisés es la misma respuesta que Dios nos da a todos nosotros cuando ponemos excusas para servirle. Y es que cuando vamos a realizar algo determinado para la obra de Dios tenemos que entender que no somos nosotros, sino Dios en nosotros, es Dios mismo quien nos utilizara para ser de bendición a otros que no le conocen y a su iglesia.

No podemos despreciarnos y quitarnos el valor tan grande que Dios nos ha dado. Dios dice que nosotros somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2.9). Dios nos ha dado su Espíritu Santo para que esté con nosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con nosotros, y estará en nosotros (Juan 14.16-18).

Debemos dejar que Dios actué en nosotros y trabajar juntos dentro de su reino y fuera de su reino para para que el reino de Dios continúe creciendo para gloria de Él. No creas que no eres el indicado, al contrario, cuando Dios este insistiendo en tu vida sobre el servicio deberías alegrarte, porque Dios mira en ti lo que tú mismo quizá no ves y es que para Dios puedes ser un gran instrumento para su obra, pero para ello necesitas entender que Él quiere y puede usarte.

Es momento de decir en nuestro corazón Señor: ¡HEME AQUÍ! Como lo hizo el profeta (Isaías 6:8).

Necesitamos:

• Más hombres y mujeres como Isaías para guiar y enseñar a nuestros niños cada domingo y cada miércoles.
• Más hombres y mujeres para fortalecer nuestros jóvenes, más hombres y mujeres para mostrar el amor y la misericordia de Dios los sábados y domingos en las comidas que tenemos para aquellos que no tienen las comodidades que nosotros tenemos.
• Más hombres y mujeres que nos guíen en la alabanza y la adoración.
• Más hombres y mujeres que estén dispuestos a dar testimonio de la salvación que viene a través de Cristo a nuestra comunidad cualquiera que sea su raza o su idioma.
• Más hombres y mujeres que compartan las bendiciones de Dios martes y jueves con aquellos que tienen necesidades como Jesús lo hiso.
• Más hombres y mujeres consagrados a la oración “La cosecha es mucha, pero los obreros pocos; rueguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha” Lucas 10.2

Puede usted decir: Si Señor, Heme aquí!