Cuando piensas que conoces de Dios, y llega un día en tu vida y te das cuenta que lo que tú pensabas no era así.
En el año 2014 me di cuenta que en verdad no tenía una relación con Dios, como debería de tenerla, a mis 31 años y con raíces muy fuertes en lo que yo creía acerca de Dios me entere que estaba equivocada, Dios tenía planes para mí y mi familia, en el mes de marzo y sin ninguna pista de lo que se me venía encima me sucedió lo impensable. Mi hija de 9 años estaba enferma y sufriendo de algo raro, raro para nuestra vida común; convulsiones, alta presión, ambulancia, maquinas, medicamento, perdida de la conciencia, días en el hospital sin algún diagnóstico certero. Recuerdo un día en el hospital, en ese cuarto frio con un gran ventana mirar al cielo y decir: “yo sé que me quieres decir algo, tal vez una lección, no sé lo que sea pero estoy segura que algo me quieres enseñar”
Tras una semana en el hospital y con diagnostico en mano, mi hija salió. Esos días ahí me sirvieron de muchas cosas, a tener paciencia, a dar gracias por mis amigos y mi familia que de tan lejos venían a visitar a mi hija, a entender que la vida es un “hoy”.
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When you think you know God, and there comes a day in your life and you realize that what you thought was not.
In 2014 I realized that I really did not have a relationship with God, as I should have. At 31 years old with very strong roots in what I believed about God, I found out I was wrong. God had plans for me and my family. In March without any hint of what was to come to me, the unthinkable happened. My 9 year old daughter was ill and suffering from a rare disease, rare for our common life; seizures, high blood pressure, ambulance, machines, medicine, loss of consciousness, days in hospital without any accurate diagnosis. I remember one day in the hospital, in that cold room with a large window looking at the sky and said, “I know you want to say something to me, perhaps a lesson. I do not know what it is but I’m sure something you would teach me”
After a week in the hospital and diagnosed in hand, my daughter went back home. Those days were a blessing in so many ways, to become more patient, to give thanks for my friends and family who came from so far away to visit my daughter; and to understand that life is a “today”.
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