En nuestro país estamos en semanas de elecciones presidenciales, dos tendencias, dos direcciones, un hombre, una mujer, dos partidos, un pueblo que elegirá y decidirá el rumbo de esta nación por los próximos cuatro años o quizás más, el momento ha llegado.
Esa elección y decisión es muy importante, pero aún más importante es la decisión y elección de lo que deseo para mi futuro, mi carrera, con quién me casare si estas soltero o soltera, y se estas casado o casada lo que harás con tu pareja, lo que hare para mi familia, mis hijos, mis nietos y mucho más mi relación con Dios y con su Hijo, donde pasare la eternidad.
El espíritu santo me recuerda que:
- Mi hogar no es de este mundo, que tengo un Dios y un Rey, una ley que es su Palabra, un lugar y un territorio que es su Iglesia, que tengo un mandamiento especifico, una misión, un llamado, que soy escogido, que tengo un prójimo.
- Las palabras del profeta: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
- Que debo cambiar mis pensamientos: “ todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
- A renovar mi mente y ser transformado: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Nuestro Rey nos dice: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Que no se turbe vuestro corazón, si Dios está conmigo quien contra mí.
Dios quiere que estemos animados y confiados, firmes y constantes y que dejemos hacer su voluntad en nuestra vida, que busquemos y pongamos nuestra mirada en las cosas de arriba, que seamos personas influyentes en nuestra comunidad llevando amor donde hay odio y rencilla, llevando el evangelio donde no hay salvación.
Somos el pueblo de Dios.
