El diccionario define simple como algo que no tiene complicaciones o dificultades. Esa palabra no se utilizaría nunca para describir mi vida. Entre el trabajo, el juego, el ministerio, mi esposa y sólo un bebé, no puedo decir que mi vida es sencilla. Hay cosas que quiero, deseos y problemas personales que complican aún más mi vida. Han pasado fácilmente más de 20 años desde que mi vida era simple y quizá la suya también.
A los 15 años empecé a viajar a varios lugares y después de muchos años me di cuenta de que era más fácil y más rápido para viajar sin mucho equipaje. Cuando empecé a vivir solo aquí en este país me di cuenta de que al tener muchas cosas iba a hacer mi vida mucho más complicada y difícil de moverse. El reflexionar sobre esos momentos de mi vida hacen que una verdad salga a la luz… Era mucho más sencillo cuando tenía sólo una maleta de ropa! En nuestra vida a menudo llevamos un montón de equipaje que no necesitamos. Llevamos equipaje que es emocional y material al mismo tiempo, pero Jesús nos invita a aligerar la carga, y a vivir vidas sencillas.
Recuerdo que cuando Jesús dijo a Marta: “Tú estás afanada y preocupada por muchas cosas…”. En otra ocasión, Jesús enseñó a sus discípulos a confiar en nuestro Padre celestial cuando dijo: “Vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis”. Jesús es claro con Martha, los discípulos e incluso con nosotros; nosotros no tenemos que llevar estas cargas. Cada día tenemos cosas en la vida que cambiar, que mejorar, y tenemos que ir mejorando nuestras vidas. Pablo escribe a los creyentes en Éfeso, invitándoles a parar con sus viejos hábitos. El escritor de Hebreos dice: “Estamos rodeados por tan gran nube de testigos; y que nos despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos asedia o nos envuelve. Y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús.” La obediencia a estos mandamientos conduce a la simplicidad. No es un proyecto de ciencia para cohetes, pero a menudo utilizamos métodos excesivamente complicadas para lograr la paz y lo que queremos y tratamos nuestras vidas como un proyecto de ciencia complicado cuando todo podría ser tan simple.
Sólo tenemos que decidir cómo queremos vivir. ¿Qué estamos dispuestos a renunciar? ¿Qué estamos dispuestos a dejar ir y a deshacernos? ¿Qué estamos dispuestos a cambiar en nuestra vida espiritual? Las respuestas a estas preguntas no son sólo expresaran espiritualmente lo que necesitamos hacer, sino también en cómo nos rendiremos a cosas materiales, la riqueza y a Dios para que ganemos una vida de paz y tranquilidad.
Delante de nosotros hay una invitación a cambiar nuestra forma de pensar y actuar. Podemos depender de nosotros mismos o podemos deshacernos de toda la ansiedad y el estrés para depender de Dios. Esta es una invitación a una vida llena de acción de gracias y de oración; pero la mayor bendición es la sencillez y la paz. Estoy eligiendo a renunciar a todo para que yo pueda ganar una vida mejor, porque un día yo quiero ser capaz de decir como Pablo: “He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación”. Sólo entonces puedo verdaderamente “buscar primero el Reino de Dios”, sabiendo que Él me bendecirá con todo lo que necesito.