Una de las cosas que me agrada hacer es viajar, desde muy pequeño me encantaba salir de viaje con mi padre a otras ciudades para visitar amigos, familias, iglesias y conocer costumbres diferentes. Nunca imagine que algún día iba a estar viajando muy lejos de casa y mucho menos para hablar de la palabra de Dios. Nunca pensé que podría hacerlo, o que era digno, o que era lo suficientemente santo, o que Dios podría usarme o que era inteligente, la verdad que al ser hijo de un predicador y vivir esa vida yo no quería lo mismo para mí.

Pero nuestros planes son muy diferentes a los planes y propósito de Dios. Inicie a la edad de 16 años a enseñar en grupos pequeños, veía como Dios me usaba y sin embargo no quería esa vida, descubrí que Dios muchas veces lo lleva a uno donde uno no quiere y solo hay que dejar que él lleve el control de nuestras vidas.

A lo largo del libro de los Hechos me doy cuenta que Dios enseña su Palabra a las personas que menos imaginamos, creemos a veces que solo somos nosotros, los judíos cristianos pensaron de esa manera. Hace 2 años que estoy haciendo parte de Singing Oaks donde todo se hacía en el idioma inglés y hoy por el profundo amor de Dios en ustedes mis hermanos y hermanas se hace en inglés y español. Tampoco creí que hubiese una iglesia que quisiera abrir las puertas de su casa a los hispanos en la manera que esta comunidad lo hace. Vivimos en un mundo donde se menosprecia al débil, donde hay racismo, donde no se acepta el que no habla nuestro lenguaje o idioma, donde no se aceptan otras costumbres, y donde se rechaza por la apariencia física.

En la historia de la iglesia vemos lo mismo por esa razón el Espíritu Santo nos equipa para estar alertas y continuar con la misión de Dios. El mandato de Jesús, predicar el evangelio a toda persona. Vemos que Dios escogió a un Etíope para demostrar que el evangelio no hace acepción de personas, y que aunque el hombre estuviera excluido del culto judío, podía ser salvo por la proclamación del evangelio. Hoy como en aquellos tiempos hay muchos que están buscando con hambre y sed “la Justicia de Dios”, es decir su salvación. No saben lo que es o como se llama, pero saben dentro de sí que necesitan algo.

Santiago 1.1 nos dice: Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Aquí estamos tratando de vivir la palabra de Dios en nuestras vidas.

Es una gran bendición proclamar el evangelio sin hacer acepción de personas, los hispanos se están integrando a nuestra fe con un deseo profundo de crecer, los niños y jóvenes hispanos aprenden de nuestra fe en Dios en inglés, las mujeres participan de clases y retiros en inglés, participan y trabajan juntos en el salón de la comunidad y en la cocina, en campamentos, en adoración a nuestra Dios.

El plan de Dios es ese y aquí gracias a ustedes hermanos y hermanas viviendo en el Espíritu la iglesia está siendo de un gran impacto en nuestra comunidad y seguirá siendo así porque el evangelio no es solo para judíos o griegos o para los que hablan inglés o español, es para cada persona.