Lo que no veo en mí, otros lo ven. Nos pasa todo el tiempo y no nos damos cuenta, cuántos de nosotros tenemos historias acerca de esto. Mi hijo Manny de dos años se echaba tierra a la boca; no podía ir al área de juegos porque lo hacía. Una tarde lo fui a recoger a la guardería y estaba en el área de juegos, hacía calor. Vi desde lejos a los niños correr y jugar y ahí estaba él, se agachó y dije, “¡oh no! ¡va a comer tierra! ¡no lo hagas…! De repente vi a su maestra correr hacia él; ¡él comió tierra…! Esperé que la maestra hablara con él y después fui a recogerlo. Salió del área de juegos y le pregunté: “Has comido tierra?”. Manny – “Nooo”. Pregunté nuevamente, “¿Haz comido tierra?”. Se sienta sobre el andén de la acera, coloca sus manos sobre la rodilla y me dice: – “Daddy, me? Nooo; daddy, noo , me? Tierra?”. En Colombia decimos: tiene dos opciones, que son: enojarse y llorar después, o reír y aprovechar el momento. Tuve que reír, ya se imaginarán, estaban sus dientes llenos de tierra, sus mejillas y alrededor de su boca, pura tierra. Esto es simplemente algo que pasa, y ante todo hay que guardar la calma, ¿creen que es fácil decirlo?
Hoy nos encontramos viviendo de una manera diferente a lo que estamos acostumbrados, qué va a pasar mañana, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que Dios está en control. Jesús calmó, enmudeció la tempestad, es nuestro salvador y somos portadores del Espíritu Santo.
No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí, dice Jesús nuestro Señor. Si no hacemos esto, todo en nuestra vida será un caos. Es tiempo de aprovechar estas circunstancias. ¿Qué vamos a hacer? ¿cómo podemos aplicar esto a nuestras vidas?
Practiquemos la comunicación constante, como iglesia, como grupos de crecimiento, como liderazgo, déjenos saber cómo están, cómo podemos orar por usted, cómo podemos asistirle, ayudarle o ayudar a otros; la comunicación es de dos caminos.
Adaptémonos a nuevas formas y maneras de hacer las cosas diferentes.
Escuchemos atentamente y atendamos el consejo de Dios en su Palabra, no lo menospreciemos, seamos sabios. Proverbios 8.33
Ministra a otros orando, compartiendo la Palabra, compartiendo lo que tienes, usando la tecnología y los medios de comunicación, testificando a Cristo, siendo luz y no brillando por tu ausencia. Amando a los demás podrás amar a Dios.
Entonces, Calma: Comunícate, adáptate, escucha, y ministra.